EL ESCRITOR VERDADERO, CON AMOR DEBE FLUIR
Sin duda alguna las letras, al hombre muestran sapiente,
es cada verso el balcón, que exhibe grande nobleza,
y allí se planta el poeta, luciendo garbo y riqueza:
¡en estas lídes se prueba, sin farsa el inteligente!
Habrán de usarse las sílabas, con tacto y buena intención,
jamás serán empleadas, queriendo al prójimo herir,
el escritor verdadero, con amor debe fluir:
¡borrando aquellas afrentas, que lleve algún corazón!
Ningún reparo opondré, la sana crítica admito,
distingo cuándo es soberbia, llevando envidia y veneno,
igual que actor haré mutis, y así me ausento sereno:
¡que nadie venga alterarme, la paz que yo necesito!
De mala fe muchos seres, en todas partes se encuentran,
y sin que nos demos cuenta, se van colando de a poco,
y al darnos por enterados, la alarma enciende su foco:
¡de nuestras vidas abusan, y sin permiso se adentran!
¿Será, pregunto, si es lícito, que existan seudo poetas?
¿que espurios van por allí, y ejercen cuán fueran sabios?
constato entonces perplejo, que escupen odio sus labios:
¡al bardo infames provocan, ignoran normas estetas!
Ahora entiendo por qué, en estas lídes son duchos,
usar la pluma rehúsan, su estilo altivo y mordaz
lo tienen bien aprendido, jugando a ser audaz:
¡el grupo es bien reducido, censados no arrojan muchos!
Con uno a uno librar, un mano a mano quisiera,
con reglas claras quizá, tan sólo habrá facultad
de usar la buena moral, y rica capacidad:
¡las mañas no asistirán, quedar haremos por fuera!
Constancia quiero dejar, por nadie siento ojeriza,
y quiero quede muy claro, llegué al portal a crear,
la impronta dejo en mis obras, jamás avalo el odiar:
¡en estos ocho cuartetos, mi ser la fe sintetiza!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino.