Caído ante el adversario,
Siento el dolor, la angustia, y la gran pena de ser vencido, Entonces levanto la mirada, y en ese ligero instante,
Mis sentimientos se vuelven mi alimento,
Miro a mi adversario al frente, y me pongo de pie;
¿Seré hoy el vencedor, o seguiré sintiéndome herido?
Es ese el decisivo momento, donde el honor y el pundonor,
Me hacen fuerte nuevamente,
para luchar, para sentirme vivo y dar mi último aliento,
con una sola idea,
La de jamás… darme por vencido.