A la Virgen del Carmen
ofrecerle yo quiero
este manto de redes
que tejieron mis manos
en días de silencio
a orillas de la mar.
Y con él vendecído
navegue los mares
hasta hacerle calar
flotadores y plomadas
abrirán esas redes
por el fondo del mar.
Marineros de bronce
echaran ese manto
hacia el fondo del mar
extrayendo los peces
de los mares profundos.
Volverán las neveras
vendecídas de peces
surtiendo a este mundo
de alimentos del mar.
Y la virgen del Carmen
se queda rezando
con Jesús en los brazos
por los hombres del mar.
Menesteo
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