Los poetas de hoy no me interesan
los cuentistas modernos me adormilan
los pintores de avanzada no me impactan
los músicos de moda me aperezan
los teatreros con sus brincos y mofas
me aniquilan
ni que decir de los productores de cine
que me hartan
a los escritores con sus cosas amorfas
no comprendo
los danzantes con su aire femenil
me desconsuelan.
¿Qué me pasa con el arte, qué me ocurre?
¿No existe una expresión del arte que me guste?
¿O será acaso que el arte
que mayor se identifica con mi bruma
es aquel que empieza con un llanto, una teta
y una cuna,
y que termina para cada cual de los mortales
con una carga pesada de
sensaciones, frustraciones,
y experiencias banales
que impregnan de emoción
esa arisca amalgama de conciencia y materia
sin compromiso alguno de plasmar sus huellas
en un lienzo, una cinta,
un bronce, un papel
o un simple disco?
¿El llamado “arte de la vida”?
¡Vaya pisco ¡