Cruzo tu umbral y siento renacer
aquella chiquitilla de alma inquieta,
de corazón alegre, cuya meta,
era entregar a todos su querer.
¡En tus entrañas, yo siento que soy ella!
que sólo me quedé casi dormida,
mientras que las espinas de la vida
luchaban por dejarme alguna huella...
Mas nada consigueron, bien lo sé,
sólo me hizo más fuerte lo vivido...
pues fuiste mi recuerdo; no mi olvido.
¡Sigo siendo la misma y, lo seré!...
Abrazo con amor a mis raíces
y sano con su savia cicatrices.