Gabriel Brito

Una cita especial

Mientras llueve en la noche, ella se acerca.

¡Suu! Nadie diga nada, que el amanecer se despierta.

 

La invité a una cita, siendo sincero, no creí que llegara, pensé que esperaría solo;

el regreso de la mañana.

 

Pero acaba de llegar, desde lo lejos se acerca, con un vestido de crisólito fino,

y un collar de las más brillantes perlas.

 

Se paró frente a mí, me miró con sus ojos deslumbrantes,

yo despierto soñaba, porque estaba ahí delante.

 

Se sentó a la mesa, que yo había preparado, sin decir una palabra,

y yo de su belleza, me quedaba; asombrado.

 

Me senté pues a la mesa, con tanto esfuerzo la había decorado,

no soy de mucha arte, pero ahí me había, por mucho; esmerado.

 

Debajo de las flores, coloqué para ella una carta, ella la tomó,

tan delicada como se toma una rosa entre los espinos.

 

A la comida no hizo caso, se paró y se marchaba,

intenté ir tras ella, pero el sol me despertaba.

 

Gabriel Brito