Hoy te recuerdo, como tantas veces;
me parece mirarte ahí bailando;
vendiendo tus caricias, o llorando
donde noche tras noche te envileces.
Sin embargo, en momentos, me pareces
como una bella flor, que perfumando
mi corazón está; imaginando
que a ese ambiente del mal no perteneces.
¡Ah!, muñeca de vicio y erotismo;
figura que en mi mente siempre llevo...
¿Qué infamia te conduce hacia el abismo?.
Hoy medito en tu vida y me conmuevo,
y alejo de tu suerte el fatalismo,
soñando para ti: ¡Un mundo nuevo!.