Las tormentas, son así, aparecen de repente
todo se lo llevan
dejando agua para su recuerdo
traen el sabor de lo nuevo y de lo viejo
pero si quieres, abrázame que yo te salvo
y recordamos los besos del parque
y del parque sus sueños,
el olor a un puñado de tierra,
a volver a mirar aquellos ojos
y volver a decirles te quiero,
mirar aquel viejo arbusto
que nos parecía un enorme enebro
y ahora sustenta tu nombre en su tronco.
Las tormentas
vienen,
llegan
y sobre todo pasan,
después solo queda agua.
II.
Cuando aprietan tus labios
crecen amapolas en mi estómago
y me sudan las manos
como un parto clandestino
y no te quejes
en los días del perdón a los santos
si mi mano aprieta tu corazón
es porque te quiere tanto…..
y describo tus labios
como aquel pintor, y sus cuadros….
y tengo emborronada la memoria
del carmín de tus labios….
de tu olor y de tu daño
y es que cuando te veo
no estoy contigo, si no mar adentro,
porque tengo una historia de amor
donde los besos son nenúfares
suspendidos en un viejo lago,
donde algún niño juega con ellos
y yo le digo que los salve del miedo a seguir flotando.