Desplegaste las alas y partiste, princesa,
este mundo no era para ti;
llegaron los vientos del averno
y te tuviste que ir.
Sepa el cielo azul que hoy,
ha nacido en la gloria un ángel;
¡¡abrid las puertas guardianes!!
y que allí nada le falte.
La tarde se ha tintado de gris,
el levante en la madrugada llora,
los verdes, tristes ya no huelen
y el mar solloza entre las olas.
Princesa, ¡¡este mundo no era para ti!!
Ahora es Dios quien te arropa;
y el algodón que porta las nubes
te vestirá de blanco en las auroras.
Corre mi niña cuando llegues...
Sube a los brazos de tu padre,
que él te está esperando, pues
partió en el mismo viaje.
El Palmar tiene desde hoy,
una nueva y radiante estrella
que brilla fuerte en el firmamento
y que va dejando una estela.
Cinco puntas dibujan un camino,
un \"te quiero\" por su boca de sal,
una flor y también un beso
que darán fuerzas a su mamá.