Y el amor aquel que parecía eterno y afable
Límpido y desmedido
Sucumbió pérfido e inevitable
En los brazos del olvido.
Y esta cruel ruptura de espantosa agonía
Con destellos fugaces de momentos buenos
Me harán recordarte día tras día
Y amarte… cada vez menos.
Hay tiempos duros en los rosales
Cuando hay solo espinas y no rosas;
Cierto, hoy en mi vida surgen los males
Pero mañana quizá ¡entre los espinales!
Germinen para mi ¡orquídeas hermosas!