Lisos, lisos tus negruzcos cabellos que bailan con el viento,
aquella cabellera por donde se deslizaban mis dedos.
Oh!, esos labios carnosos, unos suaves labios redondos,
unos labios muy fríos pero igualmente acogedores.
Unos labios los que tocaba, los cuales besaba, unos labios rojos que recibían a los míos.
Tus hombros tan tersos, los que acariciaban mis labios.
Tus voluminosos pechos palpando mi rostro junto a esos sobresalientes pezones rosas
que denotaban tus ansias de placer.
Tu tenue cintura, una cintura que, sin saberlo recorrería hasta el cansancio.
Tus largas y morenas piernas deslizándose junto a las mías.
Tus blandas piernas morenas, exquisito manjar.
Esa eres tu y allí estaba yo saboreando cada rincón de tu ser.
Allí estaba, deleitándome con tu cálido cuerpo.
Y allí estaba yo desfilando tus caderas, besando tus labios, acariciando tu rostro.
TERMINADO