Hay una edad en que uno deja de tener
edad: Se puede sentir niño, pájaro o anciano,
sin importar el comentario y dependiendo total
del momento.
El momento gobierna la vida y desaparece el
tiempo, los recuerdos viene como la pleamar,
bañan, mecen, descubren y suceden y no hay
tanta palabra.
A veces llega el ahogo y hay que dejar de nadar,
llega la madurez y hay que dejar de crecer,
llega la senectud y hay que morir y para todo
esto se necesita valentía.
Para nadar, crecer y vivir, también... pero
los ojos que miran hacia dentro son ojos
escuerzo, así como el sapo mira el cielo
sin esfuerzo. Y es en ese momento en que
la edad deja de tener edad y el cielo se detiene.