Con descrédito contemplo
Un horizonte que no llueve
Queman hoy
los astros sus recuerdos
Y como ceniza me cubre
La delicada nieve.
Queda teñido el árbol olvidado
de su gélido cuerpo
Tendidos como un soldado
cayendo tan lentos
sus copos se desploman
creyendose muertos.
Sobre el campo inundado
la lágrima fría
que la luna escondida
solitaria ha llorado.
Allí donde bailando
suave se borran
bellos y divinos,
yo los encuentro
como mártires que suspiran
en su último lamento.
Se disuelven al charco
como dos labios en un beso
Y fría sudando
se escapa libre negando
su frágil y tieso cuerpo.
La nieve que cae
cubriendo de olvido el universo
susurra constante
su prosa de ángel
A estos ojos que atrae
Implacable el mismo verso.