Antonio Castiñeiras

La montaña se trasladó al norte







La montaña se trasladó al norte,   

se volvió misteriosa, envuelta en niebla...  

arroyos de espuma blanca aparecen en la bruma,

sobre el ocre desvaído

de un lecho de pinares de otoño...

 

La mañana no alcanza lo que sueño de ella;

querría no esperar nada

y, así, no sentir el vacío de lo que no llega.

 

Niebla, bruma,

color aplacado,

reprimido...

nortes, utopías... anzuelos...

 

Sólo el orgasmo desbordante,

pleno,

buscado segundo a segundo...

que no llega...    

 

Escapar de la penumbra,

de la luz mortecina de la tarde moribunda...

lluviosa...

desangelada ...

    

El refugio cálido,

percibido

desde el exterior frío,

a través de la ventana

 

la playa  que el mar busca incansable...

 

el mar

que quisiera ser ría que se adentra

en las entrañas de la tierra ansiada.