Hasta la luna
parece esconderse tras los árboles
que se mueven temblorosos
junto al viento que se desliza sigiloso
entre las sombras de la noche.
Las casa angustiadas
guardan a los niños,
a las mujeres y a los ancianos
con rostros cargados de fatiga, tristeza
y explotación.
A lo lejos,
los perros ladran
cual oyeran el crujido de la carreta Nahual,
pero no es ella
es la patrulla de la Guardia de Somoza
que anda arrancando las gargantas
de los que ha osado
levantar su frente hacia la libertad.