Tus ósculos de seda ilusionados
recelosos se esconden en capullos,
ensueños de ser libres de murmullos
Que siendo cïegos buscan ser guiados.
En hojas se deslizan afiebrados
posando la mirada en pedregullos
sabiendo su destino por embullos
de viejos robles, cedros aplastados.
Mas llegará el día que los bornizos
dejarán de ser su cuna construida
para acabar en tersos labios rizos.
Volará lejos mariposa fluida
entre el probado néctar de los lizos
Y no volviendo a ser más cohïbida.