Requién por una palabra, que olvidé en el tintero
dormida y callada, en el jardín del silencio
musa enamorada, del tiempo, que no engaña
en el papel, ya amarillo, de esta cruda filosofía
despierto la belleza cada día, para hacerle fotocopia
y ponerla en esta página prendía, con mi pluma
y así poco a poco me recreo, de la luz entre las dunas
pero salen lágrimas de las letras, que se derraman
sobre la palidez, del teclado, que de tanto llorar
está ya todo oxidado, es la vida de los poetas
que volamos como humildes libélulas, sobre
corazones enamorados, confesamos cada día
en cada poema, nuestros sueños, didácticas palabras
en un mundo de gigantes caídos, que mata en el olvido
paisaje indefinido, pintores de vientos y aguas
somos sombras imaginarias, espumas de la leche
con la que amamantámos el alma, cauces de un río
que nace de la montaña, cristal de espuma que se ríe
retornamos de las hojas vacías de espacio,en el idioma
que solo entienden los locos y los niños, indiferentes
viajamos en la máquina del tiempo, que nunca termina
nos ahogamos en nuestra plácida rutina, y arámos
los campos del pensamiento, guardamos la semilla
en una botella, que luego tiramos al mar...