Lúgubres tormentas invernales,
borrascosas emociones empinadas.
Vacío, abismo de mi corazón.
Se cuela sigilosa el alma
como un hilo sin fin
en las grietas de la infértil tierra
hasta los confines ardientes del inframundo.
Yace sobre ella mi cuerpo impuro,
banal espectro
exhalando un tenebroso soplo
desecho por el desasosiego y la desesperanza.
Soledad amenazadora subyuga mis polvos hostiles
desencadenando sufrimiento eterno
y gritos estridentes
en el eco infecundo de mis entrañas.