Wellington Rigortmortiz

* LA APACIBLE CALMA PROLONGADA

 

El Alma absurdamente entumecida
es cómplice de un silencio inexplicable,
de un ensordecedor eco interno
de gritos blasfemos prisioneros
en el infinito abismo de esta tristemente
cruel carnación que hoy de rodillas
medita imaginariamente
como obtener una apacible calma
que libere absolutamente todo cuanto
cautivo es dentro de su ser,
el tiempo deseo gobernar, ilusamente
se siente ser su dueño, pero
el es quien rige despiadadamente
sobre todo cuanto animado e inanimado
gira a su alrededor, todo lo que crea,
lo destruye y vuelve a recrear,
pero de distinta forma, en otro lugar.

Esclavo de las fantasías
solo puedo pensar en descansar 
a tantas utopías que doy vida
en cada segundo de nuevo respiro, 
el Alma absurdamente entumecida
deja mi mente en blanco,
exquisito es ese pequeño instante
en el que una apacible calma
me cobija los sentidos,
desaparecen los cuestionamientos,
las preguntas sin respuesta,
los existencialismos abstractos;
el cataléptico despertar me envuelve
entre sus delicados brazos
con un narcótico aroma
muy similar a los besos que la muerte
disfrazada de mujer me obsequiaba;
el Alma absurdamente entumecida
por un silencio inexplicable
con un ensordecedor eco interno
de gritos blasfemos es prisionera
en el infinito abismo de esta tristemente
cruel carnación que hoy de rodillas
medita imaginariamente
como obtener una apacible calma
que se prolongue, que me haga olvidar
lo que fui, lo que soy
y todo cuanto quizás poseo.