Magenta82

Autocinema

Vamos a glorificar este reencuentro
Adornemos este cielo de estrellas fugaces
Mismas que despiden sus polvos mágicos sobre nuestros rostros inocentes.

O bien si yace una tarde de neblina
Huyamos lejos de aquí y encerrémonos en el coche, vayamos a lugar donde proyectan la película que nadie ve.

Volvamos al tiempo de magia y misterio, donde no hacía falta nada,
Donde el aroma de miel perduraba,
Donde desde tu centro podías escuchar los latidos de mi corazón,
Ponías una orquídea en mi cabello
Y yo me convertía en tu reina,
Reina de una noche eterna,
Riéndonos de lo cotidiano de la vida,
Jamás dejábamos de hacerlo,
Rogábamos que no amaneciera,
Para no descender al cotidiano infierno, en donde recibimos ordenes de los que dibujan este mundo, que se convierte en oscuridad.