Con el fuego de la pasión encendido en tus mejillas
y la melena suelta
ondeando caprichosamente entre los rizos del viento…
Contemplas con cierta insolencia y presunción
como tus presas
caen rendidas y enamoradas a los pies de tus encantos.
Impregnas de orgullo, ternura, pasión y romanticismo
el universo que rodea tu tierna inocencia
y juegas a ser fuerte escondiendo tus debilidades
y caprichos
bajo un manto de colores que deslumbra y confunde
a los que habitan
y pululan en las guaridas de tu entorno.
Amas apasionadamente y haces de la fidelidad
un amuleto que cuelga de tu cuello
como la más preciada de las reliquias.
Regalas flores y caricias, pero huyes despavorido
en el primer obstáculo que encuentras
en tu camino
para llorar triste y abatido en una esquina de la soledad
esperando que llegue a tu vida
un nuevo amor
que renueve tus esperanzas y vuelvas a ser el rey.