Somos aquella sustancia que corre dispareja
Somos el segundo que atraviesa
tarde los recodos
somos el disparo
de los relojes al moribundo espacio
en los lechos de placer ya pasado
hacia su ataúd silente sin dejar alguna
huella en el tropel perpetuo del vértigo
que ha intentado ya de sincronizarnos
en el aquí y ahora tan desajustados al mismo
tiempo, la norma encarnando
impuntualidades –y eso está muy bien
¿sabes?-
Tras cada segundo, un nuevo instante florece
Un mar de puertas abiertas donde convergen
Con toda furia las posibilidades cayéndonos desde
Lo alto como flechas, tras cada segundo, un ataque
Más para lograr acabar en el infinito
Tras cada segundo, algo más
de un segundo pasa por el tiempo
herido por la mirada absorta de poco
vivos que no registran Las pupilas ni los vellos
-una macroeternidad de moléculas
todo una centuria para las moscas-
erizados por trastornos de climas que mutan
como el tiempo mismo cuando ha sido despojado
del metálico ropaje envuelto de hojas impresas
Tras cada segundo un segundo
Menos para seguir viviendo y una
Eternidad que se difumina en este
Momento que se pierde
Somos tiempo
Así así así derrochado entre la arena entrado
ya al combate diario lanzado al espectáculo
en las calles, Sedientas de ironías, es la arena
del reloj que cae
Como las hojas de otoño tarde en esta primavera
como luna indagando tras la marea el batir de astros
como el paisaje en el cincel capturado y las pinturas
tornándose color roca por la madera / Somos
II
el tiempo que hemos pagado
Para poder vivir algún entretiempo
Cercano Ya libres de todo contrato
ya dado el permiso heterónomo, Antes
de volver al trabajo a perderlo
/ para luego justificar la necesidad
De encontrarlo/
Lo sabemos. Siempre lo hemos sabido
Estamos desperdiciando el tiempo, nuestro
-como si fuera ilimitado como si fuera digno de dinero
es que el capital corrompe los valores e ideales
Fuera del mercado, pareciera no haber nada
Excepto tiempo- el marco de todo deber remunerado-
Y no aprendemos nada de su paso
¿Acaso este es el infierno del mismo tiempo?
Relojes en cada esquina
En cada muñeca
En cada bolsillo.
III
El tiempo sigue corriendo
La manecilla y su movimiento implacable
Decapitando ensoñaciones
Y Nuestra quietud / Nuestra aterradora sorpresa
Nuestro cuerpo lento intenta despegarse del tiempo
Si solo pudiéramos…
Aun así.
El tiempo sigue corriendo
Mientras sigues leyendo esto
Mientras no sigas haciendo nada
¿Alguien pudiera por favor detener esta diabólica máquina?
Necesito un tiempo, corto un espacio
Con la navaja inquieta de la angustia
Necesito respirar un poco Y volver al tiempo
Con un plan creado, ya apresto para dar la partida
Para no seguir perdiendo, en este juego el tiempo
Dentro mi corto, corto tiempo, se acaba luego
Dentro de algunos respiros o quien sabe 50 años.