Amansaste mi arisca piel dorada de fuego
Domaste mis sinuosas cortezas aterciopeladas
Hilaste mi cabello noche, flores carnívoras
Desparramadas linfa sobre tu fálica carne.
Exploraste cada minuto de montados gemidos.
Hasta la luna se eclipsó con indómita postura
Y espió a diestro domador corcoveando irreverente
Sobre selvática fruta lubricada de silueta desnuda.
Crepitada carne pericárpica ávida de ser devorada.
Me sometí a tus movimientos de minotauro salvaje.
Fui agreste orgasmo adiestrado en la topografía
espesa de tu piel. Doblegada a tus delirios
convertidos en licuado mar de elixires
amamantado sabor que mi lengua ha degustado.
Tu sabor a macho oliendo a sol . Monte seminal.
Yo, sabor a hembra selvática. Lúbrica Amazónica.
Universos donde se baten las frutas maduras.
nelly h
21/07/17
Argentina