INVITACION
Hoy, solo, sin ninguna compañía,
salvo la de los astros, no tengo plan,
ni invitación, estoy desocupado,
me sobró tiempo. En mi soledad y aburrimiento,
me he invitado a mí mismo:
me escribí la mejor tarjeta
que nunca antes había recibido.
Me invité a salir, a ver lo que ocurre
a media noche, a contemplar lo que nadie ve
porque está dormido o porque no sabe observar.
Me arreglé con esmero ante tan importante privilegio:
salir acompañado conmigo mismo,
la persona a quien más quiero.
Blanca camisa, corbata de seda,
zapatos lustrosos, traje a rayas,
bufanda de fina lana, abrigo inglés;
también muy cuidado con mi brillante peinar
y justas gotas de fragancia francesa.
Antes de salir, guardo cuidadosamente
el parte, la invitación.
Dirección desconocida, sin preciso destino...
caminé conmigo, conversé conmigo
vi lo que nadie ha visto: el azul profundo del cielo,
el lenguaje de los astros, los consejos de la luna,
el susurro de la nocturna brisa
y las tiernas lágrimas del rocío...
compartí con ellos largas horas,
les escuché, dialogamos;
medité largamente y por sobre todo, aprendí...
disfruté de una linda velada.
Antes de madrugar retorné conmigo,
contento a mi hogar,
después de haber asistido gustoso
a la invitación más especial
que se me ha hecho hasta hoy,
sirviéndome para crecer y ser mejor.