Edmundo Onofre

INVITACIÓN

INVITACION

 

Hoy, solo, sin ninguna compañía,

salvo la de los astros, no tengo plan,

ni invitación, estoy desocupado,

me sobró tiempo. En mi soledad y aburrimiento,

me he invitado a mí mismo:

me escribí la mejor tarjeta

que nunca antes había recibido.

Me invité a salir, a ver lo que ocurre

a media noche, a contemplar lo que nadie ve

porque está dormido  o porque no sabe observar.

Me arreglé con esmero ante tan importante privilegio:

salir acompañado conmigo mismo,

la persona a quien más quiero.

Blanca camisa, corbata de seda,

zapatos lustrosos, traje a  rayas,

bufanda de fina lana, abrigo inglés;

también muy cuidado con mi brillante peinar

y  justas gotas de fragancia francesa.

Antes de salir, guardo cuidadosamente

el parte, la invitación.

Dirección desconocida, sin preciso destino...

caminé conmigo, conversé conmigo

vi lo que nadie ha visto: el azul profundo del cielo,

el lenguaje de los astros, los consejos de la luna,

el susurro de la nocturna brisa

y las tiernas lágrimas del rocío...

compartí con ellos largas horas,

les escuché, dialogamos;

medité largamente y por sobre todo, aprendí...

disfruté de una linda velada.

Antes de madrugar retorné conmigo,

contento a mi hogar,

después de haber asistido  gustoso

a la invitación más especial

que se me ha hecho hasta hoy,

sirviéndome para crecer y ser mejor.