Como me asombra diciendo que ni me amas,
no se acuerda señora de esas madrugadas de pasión,
y hasta en mi regaso hay días que lloraba y como un tonto
con cariño te consolaba hoy no entiendo si siempre usted a sido mi amada,
seguiré con este pensamiento aunque me invada la nostalgia
pero en mi alma estará usted posada como mi adorada.