Trascurre el tiempo, padre, transcurre presuroso,
-aciago día aquel, aciago, del olvido-,
ausente y desolado, parece detenido,
parece inexistente, parado y silencioso.
Consulto el calendario, despacio y minucioso,
y busco en cada día tu siglo no cumplido.
El tiempo, endemoniado, vencido y dolorido,
libera al corazón del luto doloroso.
Honrarte, padre, quiero: mi voz sin voz te nombra,
aúna, sangre a sangre, de forma decisoria,
a ti, con mis hermanos, conmigo en denso rito…
...El sol, allá a lo lejos, proyecta tu alta sombra,
conforma tu figura, dibuja tu memoria
de tiempo, con tu esposa: de luz y de infinito.
Deogracias González