No hay tiempo que paren los soles, ni soles que paren el tiempo, pero cuando estoy junto a ti viendo tus ojos se me para el pensamiento de tanto como te siento y mi corazón latiendo sin parar ni un momento.
Cada vez que paseamos por el parque y nos sentamos para hablar, mi mirada se para con la luz de tu mirada, esa bella sonrisa que de tu boca sale son los besos temidos que nos damos cuando en tu portal nos despedimos.
Con una mirada tuya, con los abrazos que me das, con tus apasionados besos, hasta la luna se oculta para dejarnos a oscuras, querernos con locuras y amarnos hasta la muerte.
© José Cascales Muñoz
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23 de Julio 2017