Mis venas palpitan con la cadencia de tus emociones
hago lágrima, dolor lacerante en el pecho, tus pesares
acepta sin condicionamientos mis halagos y regaños
sabes que de igual modo abro mi alma a tus verdades.
La mesa está presta para compartir alimentos y anhelos
un vino sella el pacto del encuentro chocando las copas
es el regocijo expresado en ese sonido que une afectos
un alto en el andar para nutrirse con el pan de la amistad.
Los sueños nos llevan por sendas que no siempre se cruzan
mas, el pulsar de este sentimiento no reconoce distancias
próximos o en la lejanía prontos ante el llamado que urge
cita de honor estrecharlo en la tribulación o en la alegría.
Albricia en la comunión de historias, ideales y anécdotas
las metas podrán ser disímiles, pero, jamás nos enfrentan
las manos se aúnan con apego o detienen el asalto artero.
Negando las leyes de la herencia, es un hermano de la vida:
¡Es el amigo, uno mismo reflejado en otra amada existencia!
Oscar A. Fernande Folguerá