De noche una farola es desatada
en la luz acordada de la esquina.
Recorta tu silueta blanquecina
a mi viveza azul por abismada.
Germina tu presencia en andanada
errante ruana rota clandestina,
manta febril, sonora y danzarina
me sostiene en tu rosa abandonada.
Las luces se confunden con la nieve.
Mi nube, con la sombra de un fantasma
que como un picaflor sediento y leve,
es caricia de amor con su dureza,
por cada madrugada que se plasma
abrumada en auroras de pureza.
Amalia Lateano
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