Todos siempre, lo que pasa, sabemos
Como los gobernantes se autoengañan;
Como a los delincuentes los amparan
Y como ellos, a cambio, dan dinero;
La vida se asemeja sólo a un juego,
Donde los poderosos arrebatan,
Con burdos ideales nos encantan;
Aunque luego se hundirán en el duelo;
Cuánta pena me da esta mentira,
Cuánta infamia se oculta en este mundo;
Cómo, en esta tragedia, todos timan
Y siguen ciegamente sólo absurdos;
¿Será el final de banal existencia
Un instante falaz, ceniza y humo?