Dame la paz, amor mío
que en tus ojos nace
cual sol al crepúsculo
besando una luna tardía.
Dame la paz
que mi alma implora
de tus manos las caricias
cual versos de primavera.
Dame la paz
del eco de tu silencio
como la calma del mar
que seduce mis sentidos.
Dame la paz
de tus labios la miel
ambrosía sin clausura
que en los míos perdura.
Dame la paz, amor mío.
Dame tu todo
que sin ello no tengo
un lugar en tu alma
para anidar este amor
que en la mía atesoro.
Jorge Aimar Francese Hardaick
Argentina
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