Creo que ya es imposible que vuelva a creer, si supieras todas las lágrimas que derramé, eras mi sueño cumplido, mi almohada era testigo, aún recuerdo cuando me volcaste el vino.
Todo lo que comienza tiene que acabar, separaste nuestros caminos por libertad, pensaba que mi destino me encontraría contigo, estoy triste y lo olvido con tu vino.
Pero no pienses que está vez, en tu trampa caeré, las cicatrices en el alma nunca sanan, pues yo merezco ser feliz como cuando te conocí, con que poquito que me hacías sonreír...
Pero no hables más de amor, tampoco me pidas perdón, no es necesario, ya no hay nada entre los dos.