Te me vas de la vida
como un atardecer,
y mis ojos de sombra
ya no te podrán ver.
Se alargan mis brazos
entre nieblas de ausencia
para buscar en vano
tú lejana presencia.
Y en las noches de lluvia
como otras que vivimos,
buscándote mi ojos
se hallarán a sí mismos.
Y será todo en vano
porque llegó el olvido,
tu puerta está cerrada,
mi corazón dormido.