Que lo bueno sea,
ésta salud de saludarnos,
la gracia de saber
reconocernos
entre tanto verde
y tanto ruido.
Que lo limpio,
sean las las ganas,
la euforia hormonal
que nace de los besos,
el abrazo prendido
de los cuerpos.
Que lo justo,
sean las llegadas,
después del desperdicio
de ir a dormirnos sólos,
en almohadas asustadas
y sábanas con frío.
Que lo lindo
sean tus ojos,
siempre negros,
amaneciendo intactos
buscándose en los mios.