Se amaron bajo fuego de metralla,
brillándoles los ojos con la idea
que un día muy cercano la pelea
tendría de la paz su gran medalla.
La entraña del guerrero que batalla
conserva llamarada que caldea;
y tienen sus principios como tea
la voz de la esperanza que no calla.
Si acaso me mataran no me llores
le dijo revestido de dulzura;
pelea y multiplica tus vigores
que el triunfo la constancia lo asegura:
¡¡Y vence a los tiranos opresores
que al pueblo lo someten con tortura!!
Autor: Aníbal Rodríguez.