El hipócrita inventa un rumor, el tonto lo difunde
y el idiota se lo cree todo.
Anónimo. San Google.
Amalia.- Me da la nariz que Manuel se ha largado con a
saber qué cantidad de pilinguis, tú bien sabes lo que le
tiran a él unas faldas...
(Justo en ese preciso instante Manuel tuerce la llave
dentro de la cerradura, y por ensalmo el silencio se
hace melaza en el ambiente.)
Alaim.- ¡Qué tal te ha ido cariño mío! ¿Ha sido un día
duro? (Manuel da, de momento, la callada por respuesta,
parece tener el semblante un tanto mohíno por atisbar el
rumor de las recientes críticas.)
Manuel.- Ha sido un día como tantos cariño, gracias por
preocuparte. Quiero que sepas que cuando no estoy en
casa estoy en mi trabajo ¡TRABAJANDO!, ¡no como otras
personas, que prefieren ejercitar otrrass paartess dellll
cuerpooo másss bllanndas!
(Amalia no sabe dónde meterse, se siente como si el
techo se hubiera abierto en diluvio bíblico.)
Amalia.- Buenoo... Alaim querida, me voy porque sobrooo.
Mañana seguiremos hablando de este asunto, no quisiera
que la sorpresa llame a tu puerta vestida de diablesa roja
y cornuda.)
Amalia quedó sumida en un mar de dudas, como las
naves aqueas embebidas en el Helesponto troyano.
Hay seres, sobre todo los más próximos, que no les basta
con las telenovelas y los programas del corazón; necesitan
más adrenalina en sus vidas, a costa de la aflicción ajena...