Suave mirada, eterna luz de Luna,
tus palabras acarician este corazón lejano
que se mece entre la tierna brisa.
Los dorados brazos de Febo creciente,
iluminan tu inmensidad coronada
con tiaras de amapolas, lirios y manzanilla.
Dulce boca de tiernos cristales blancos,
perfección afrodisíaca, perdición de la vida.
Besas como las flores a la primavera,
como los colibríes a los jazmines,
como la gota a la fuente.
Tu olor, Oh, manantial de agua fresca,
llenando de paz los rincones alborotados.
Fuertes manos, alma tierna.
Me guardaré entre algodones,
esperando ansiosa, nerviosa, contenta,
hasta que tu vida cruce los kilómetros
y llegue a mi puerta.