Sólo te pido compasión
No entiendo cómo te atreves
a dirigirte hacia mí de esta manera
tan total y completamente inhumana.
No puedo creer todas las ofensas
que me dices
¿Qué es lo que tienes en tu cerebro?
Nunca te has dirigido a mí
con estas expresiones tan horrendas.
Siempre has demostrado hacia mí afecto.
Como el que yo siempre te he entregado.
Expresiones que no merezco,
por ser quien soy.
Pero indudablemente a ti nada te importa.
Has llegado a ser lo que eres,
por las malas compañías que tienes.
No te das cuenta el profundo dolor que me produces.
¡No puedo aceptar tu comportamiento
y tu irreverencia!
Y pensar que cuando eras niño,
eras parte de la luz de mis ojos,
por ser el hijo de mi hijo.
¡Mi propio nieto, haciéndome observaciones
que no corresponden... al menos por respeto
tendrías que abstenerte...!
Pero tú ya a nadie respetas.
Quieres llevar el mundo por delante...
Y no te das cuenta lo equivocado que estás.
¿Tanto te han hecho cambiar las malas compañías?
¿Ni siquiera un poco de compasión
hacia tu abuelo, viéndome aquí,
postrado en un sillón de ruedas?
No te han educado así tus padres.
Todo lo contrario.
Con los mismos buenos consejos
que te he dado durante todos estos años...
¿De qué te quejas?
¡De no tener dinero!
Si quieres tenerlo,
¡ponte nuevamente a trabajar!
Has dejado de estudiar.
Te estás convirtiendo en un Don Nadie.
Y todavía tienes la audacia y descaro
de venir a pedir dinero a este pobre viejo.
¿Te parece que poco te he dado?
Voy a pedirte algo:
que me tengas compasión...
¡Sólo te pido compasión!
Que tu corazón marche al ritmo
de la bondad y el amor
a través de todo lo bueno
que te hemos enseñado.
No somos responsables de tus debilidades
ni de las porquerías que consumes...
¿Por qué lo haces?
Para embrutecer y enloquecer...
No me vengas con lágrimas de cocodrilo...
¡No creo en tus lágrimas!
¡Y tampoco en tus falsas promesas!
Estás acabando con la vida de tus padres
y también quieres mandarme a mí a la tumba.
¡No me levantes la voz!
¡Yo sí puedo hacerlo!
¡Soy tu abuelo, y me merezco respeto!
¡Basta, si tienes un poco de dignidad,
basta por favor!
Claro que soy consciente
de lo que digo.
¿Y tú eres consciente de lo que haces y dices?
¿Te das cuenta el mal que me haces?
Escúchame, no deseo seguir hablando.
No me siento bien.
¡Tampoco quiero seguir escuchándote!
Hazme el favor de retirarte
de mi vista.
¡No me sigas dirigiendo la palabra, por favor!
Sólo te pido compasión. Retírate.
¡Ni una palabra más! ¡Déjame en paz!
Y si llega mi final...
no quiero estés tú acá.
Hoy tu presencia me está
haciendo mucho mal.
Vete con tus amigos,
y sigue tu camino.
Recapacita en lo que vas hacer
de aquí en más...
¡Ya no tengo fuerzas...!
¡Déjame solo... por favor!
(NIETO SE RETIRA)
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Hugo Emilio Ocanto
25-07-2017