Miré tus ojos tristes, el día de la fiesta,
te observé pensativa, con gran melancolía,
despistado me hallaba, tu mirada tenía
el reflejo precioso, de los ojos de Vesta.
Y luego que sonaron acordes de la orquesta
tomé tus tibias manos, con suma cortesía,
el baile comenzamos con regia melodía
que alegres la danzamos de forma muy dispuesta.
Después de aquella noche, no se por donde fuiste,
pregunto al universo, mas queda muy callado,
con la luna serena me imagino partiste
allá por esas nubes del cielo iluminado,
más tu recuerdo dulce del pecho prendiste
con tu beso divino de pasión adornado!!
Autor: Anibal Rodriguez.