Siempre dije que te quiero
que sueño como soñaba
mas sin saber, si me amaba
cuando fue el amor primero.
El tiempo se fue ligero
al ver la pena que acucia,
tu celo, porque su argucia
llevó presto hacia la espera,
en una tarde cualquiera
cuando perdiste la astucia.
Nunca podrás olvidarte
que bien te quería entonces,
atrapada entre los bronces
para ver el fino arte.
Las gárgolas de estandarte
asoman en las paredes
sólo para que remedes
el miedo de sus cabezas.
Siempre serán con bellezas
que mis besos desheredes. -
Amalia Lateano
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