El dolor fue su misión
de acabar con la traición
con venganza y sin temor
cometió sin discreción.
Sin moral y sin perdón
convencida hasta que un día
el amor la revivió.
Mujer de armas tomar eres,
Altagracia Sandoval
la pasión te devolvió
lo que tu furia arrebató
sin piedad de aquellos hombres
que tu esencia corrompieron
sin saberlo te hicieron
la más fuerte de todos ellos.
Vacía en vida,
sin más que ofrecer
buscó el perecer
y el placer sin conocer.
Más el amor que te tocó
puso en vilo tu clamor.
Fortaleza que te nace
en tiempos de perdición
guerrera vanidosa
y una madre sin excepción.
Estos versos te redimen
efímera y salvaje
y aunque sigas este viaje
con tu florecer en el oleaje
sepas que siempre serás
La doña, sin estribos incurable.
¡Avanti!