Te vi de tal manera, lo mismo que la rosa
se mira tan radiante si llega primavera,
y sentí en mis entrañas del amor su quimera
dejando en mis adentros fragancia esplendorosa,
Escuché la cadencia de tu voz melodiosa,
que tenía el arpegio del trinar matutino
que llenó mis oídos de sonido divino
cautivando mi mente su armonía preciosa.
Y miré tu sonrisa con fulgores de cielo
que alumbró mi camino con su luz argentada,
se inflamaron mis venas con pasión desbordada,
con caudal vigoroso que produce el anhelo.
En la búsqueda eterna del amor ideal,
tu llegaste a mi vera con olor a camelia
con el rostro de Venus, con dulzura de Ofelia
la ternura de Aglaya con su rayo inmortal!
Mas mi sueño dorado se volvió mi escorial
al marcharte de pronto sin dejarme tu beso,
y me quedo de nuevo con mi eterno embeleso
de encontrar la fortuna del amor sin igual
Unirse no se pueden tu sueño con el mío,
se apagaron las luces, terminó la sonata,
y tan solo me dejas el recuerdo que mata
de tus dulces caricias que murieron de frío!
Autor: Anibal Rodriguez.