Arrimada al borde del lago
contemplo los finísimos rayos de luz
dando claridad al día.
El azul del cielo
aún es más azul,
lienzo claro sobre mis ojos
empapando las lágrimas
dejadas por las últimas nubes
atadas a mis ojos.
Tallada profundamente
en el bosque
dejó su alma de poeta
entre el viento y las flores,
entre el rocío, las aves,
las ramas, los árboles
y su corteza.
Prados de seda verde
envuelven el paisaje,
son caricias a su alma,
brisa fresca entrando
generosa por la mañana
en su ventana.
Con sus palabras despeja
la niebla y la bruma
también la tristeza,
canta cada día al amor
le entrega su alma de poeta.
26-7-2017