Tus palabras son poemas que no comienzan
abortados por el peso de mi culpa
que infiltra tu corazón y lo envenena
como el escorpión que entre las piedras azuza
de un desierto de ardientes arenas-
Heridas flagrantes que nuestro amor torturan
y escaldan los hilos que nos anudan
hasta convertirlos en rojas brasas
Con las venas abiertas sobre mi amargura
cortadas por diminutos cristales de lágrimas resecas
y la sangre oscura derramada en torrentera ,
arrastrando hasta el último suspiro , la llamada postrera,
me doblego ante ti, en esta noche encendida
para purificar mi deseo con el fuego de tus besos
y que mi palabra enterrada, resurja luminosa
sobreviviendo así, a la muerte de tus versos