Después de que tu nombre
fuera el más pronunciado por mi boca,
el más escuchado por mis oídos y
el más gritado por mi garganta.
Eh decidido prohibirlo,
para que tu ausencia no me arruine la vida.
Estoy segura de que con esta terrible idea
no me dolerá tanto la falta de tu risa,
probablemente si ya no escucho el nombre
que le pusieron a tu esencia,
voy a poder olvidar la secuencia de tus lunares
que memoricé mientras dormías.
A lo mejor así no me darán ganas de llorar,
cada que lo escucho.
Tu maldito nombre, que fue responsable
de nervios y emoción cada que te anunciaban.
Las preferencias que tenías, los lugares que visitas
y el aire que respiras, son sinónimo de tu nombre.
Aquél que había defendido con el alma
para que no fuera profanado por bocas sucias
Por eso elegí prohibirlo. Sólo hasta que regreses.