Incrustado el virus de tu amor
en los ojos llevo.
Humedecida el alma
con el licor espirituoso, salido de tu aliento,
deseos atrevidos provócame.
Los que escondidos en mi ser
a flote salen.
Cual diablillo color de manzana, cautelosa,
en mi vida apareciste.
Desbordando un millar de pasiones,
al arrullo de ardientes galanterías,
emanadas de tu espíritu.
Mis labios áridos están,
al no saborear las gotas de frescura
estiladas de ese cuerpo tuyo,
cuando en mis brazos se encuentra.
Un torrente de apetitos,
en el esplendor de tu amanecer se apiña,
carcomiendo sin cesar tus pudores
que en toda tu, te inquietan.
En ese instante, mi alma rendida
a tu intimidad queda.
bambam