Lo peor del amor, cuando termina,
son las habitaciones ventiladas,
el solo de pijamas con sordina,
la adrenalina en camas separadas.
Lo malo del después son los despojos que embalsaman los pájaros del sueño,
los télefonos que hablan con los ojos,
el sistóle sin diástole ni dueño.
Lo mas ingrato es remendar las virtudes veniáles,
condenar a galeras los archivos.
Lo atroz de la pasión es cuando pasa,
cuando el punto final de los finales,
no le siguen dos puntos suspensivos...