Amarillentas hojas de otoño
Tejimos sueños…volamos obligados y dolidos…
buscando mares donde navegar
con frágiles barcos que habían nacido
de las páginas blancas de cuadernos de la escuela,
o, en amarillentas hojas de otoño navegando
estero abajo…
Flotaban en círculos de juego
en los remansos del puente carretero
que nos unía al mundo y ligaba sueños
junto a las alas de un volantín audaz,
encumbrado por las tardes en los potreros
de las orillas de nuestro nido pueblo…
Alfareros fuimos todos los hijos de esa tierra,
los mismos que hoy regresamos silenciosos
a echar una mirada que revela,
el amor sentido y guardado por el nido
del que hubo que volar, muchas veces,
como avecilla recién nacida y
casi sin plumas protectoras…
que aseguraran la vida
- desde el principio,
de ese día que saltó del nido
y se cayó al suelo
- desconocido precipicio…
Hoy volvemos con la esperanza siempre
de sentir el calor del fogón encendido
de aquel poncho de dignidad con el que
los viejos no arroparon el espíritu y el alma
de sentirnos orgullosos de esa tierra
madre, padre, familia, hogar y nido.