pani

A VERĂ“NICA...

¡Oh diosa...

de un almendro

deshojado,

anacarado y bello... !,

 

desnudado

apenas tácito...

 

en el anárquico

magnolio

 de la tarde,

 

por el rondodendro

inmaculado

de su beso

 

donde jaleas

pluscuamperfectas

de impertérritos

silencios...

 

se derraman

tenues,

 

entre céfiros

ardientes...

 

y rosas perfumadas,

 

zaheridas...

muy brevemente,

 

en el marco...

inconfesable

de su dicha.

 

 

 

 

 

P.D: Dedicado a mi señora esposa,

amiga y amante... razón de mi existir,

y esencia de mi vida... sin cuyo amor 

este poema nunca hubiera sido creado.