Nebulosa: blanco más negro.
Es la dura estadía del trabajo,
La imágen, el todo visible, el río repele en su superficie al sol que lo pinta en tono de base multicolor. Veo a una mujer máquillandose, apresurada, miedosa, desistida y algo tensa. Es una rueda de distracciones por gabeta, escudriña sus cabellos, los moldea, finos sauces resbalan en sus ojos. Vacila su cabello en medio de la pringa, desata mis manos y se lleva mis silencios...
Íntima en mis manos, en el pedir de su vientre por mí. Niña que se piensa mujer, niño hablando grueso cómo hombres que han fumado la mitad de su vida. Abuela sigue estando, sólida en su benevolencia. Las mujeres son la consideración de los hombres, de las almas de estos. Fíjense, se le llama alma, pues lo femino somos también, los hombres y mujeres somos distinguidos, por eso el poder se ejerce pues, creemos ser algo más más contigente a lo que nos describen. Algo aparte, algo que se busca. Esta mujer que da vida, que me ayuda a escríbir en estos días opacos, que no es mía y nunca lo será, porque de tenerla la pierdo y de perderla me pierdo yo por otros rumbos. Respiro hasta verla, y cuando produce palabra encuentro otro aíre, vuelvo al nido